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«LA CIUDAD DESEADA», EL PRIMER DIAGNÓSTICO SOBRE EL DISEÑO EN LA CIUDAD DE VALÈNCIA PARA MEJORAR EL BIENESTAR DE SUS HABITANTES

 

  • El documento destaca una serie de nuevas oportunidades para la ciudad mediterránea, poniendo el foco en nueve áreas de actuación diferenciadas.
  • La labor del Consell del Disseny materializa uno de los proyectos legado de València Capital Mundial del Diseño 2022, coordinado actualmente por la Fundació del Disseny.
  • El alcalde de València ha recibido a las figuras integrantes del Consell del Disseny para formalizar la entrega del primer informe y poner en común sus observaciones.

El Consell del Disseny ha presentado al alcalde de València, Joan Ribó, el documento que recoge el primer diagnóstico sobre el diseño en la ciudad. Bajo el título «La ciudad deseada», el informe nace con el objetivo de plantear oportunidades en la urbe en pro del bienestar de la ciudadanía, teniendo en cuenta diferentes tipos de intervención y prototipado de la València del futuro.

El documento se extiende a lo largo de sesenta páginas y a través de cinco capítulos diferentes se recorre una visión de ciudad, un diagnóstico y una propuesta de próximos pasos, erigiendo al Consell del Disseny como un equipo consultivo conformado por profesionales del diseño y la arquitectura que ayudan al consistorio valenciano a enfocar los retos existentes en la vinculación entre ciudad y ciudadanía. Tal y como afirma el propio informe en su introducción: «detectando oportunidades, mirando los problemas y las soluciones propuestas sin prejuicios y proponiendo de una manera holística y transversal».

Dichas oportunidades para la ciudad de València se han unificado en nueve áreas de actuación: transitar, zócalo urbano, arquitectura, patrimonio, iluminación, señalización, equipamiento, comunicación y participación. Según el informe, esta designación de categorías podrá evolucionar y ser actualizada en función de los distintos diagnósticos que se realicen posteriormente de la ciudad, agrupando aspectos de interés en torno a los cuales el Consell del Disseny considere que puede aportar su experiencia y recomendación.

Al mismo tiempo, el documento ha querido subrayar la importancia de trabajar desde una visión progresiva y de implementación paulatina de intervenciones, partiendo de mejoras incrementales que, en ocasiones se podrán sugerir en forma de prototipado y no tanto como cambios drásticos para la urbe. En definitiva, entendiendo València como «un laboratorio de experiencias piloto, que puedan servir de motor para extender esta mirada al resto de la Comunitat Valenciana», tal y como explica el informe.

Prototipar la València del futuro: nuevas oportunidades para la urbe mediterránea

La labor inicial del Consell del Disseny fue proponer en sus primeras comisiones de trabajo un modelo de ciudad y definirlo como objetivo a seguir. Como punto de partida, se consensuó y tomó como referencia una ciudad mediterránea, compacta, inclusiva, resiliente, que integra la mezcla de usos en sus distritos, que fomenta la participación ciudadana y que posiciona la sostenibilidad como una de sus prioridades a nivel estratégico. Así pues, «la ciudad deseada», la València del futuro propuesta desde el Consell, se podría definir como una urbe bella, legible y lúdica.

Con las distintas oportunidades detectadas para la ciudad, se ha establecido como grandes prioridades la defensa de la sostenibilidad, la atención a la diversidad sociodemográfica de la ciudadanía y la protección de la belleza y el patrimonio local.

Poniendo a los y las viandantes en el centro de la ecuación, el apartado «transitar» propone el diseño de recorridos para atravesar la ciudad a través de rutas temáticas, la posibilidad de cerrar calles colindantes a colegios en horarios de entrada y salida, o la creación de instalaciones temporales para solares no edificados, activando su uso y dinamización.

Con relación al «zócalo urbano», se propone la rehabilitación de los bajos comerciales actualmente desocupados, destinándolos a viviendas para el segmento de población más envejecida, especialmente por su accesibilidad a pie de calle. También se plantea como prioritario el arbolado en el paisaje de la ciudad y la presencia de láminas de agua —como se pueden encontrar actualmente en el Parc Central—, para refrescar a la población en las estaciones más calurosas.

Atendiendo a la «arquitectura» de la ciudad, se sugiere la apertura de los edificios institucionales, así como la programación de actividades gratuitas en edificios de alto valor arquitectónico. Otra de las propuestas recala en la implementación de placas diseñadas ex profeso que aporten información sobre sus contribuciones al medio urbano.

Para preservar el «patrimonio» arquitectónico y paisajístico tan valioso, en ocasiones desconocido, se sugiere la señalización de barrios históricos como puesta en valor de las distintas identidades que conforman València (Patraix, Ruzafa, Campanar, Benimaclet…); la revisión de la iluminación de los edificios patrimoniales, ajustándola a un consumo energético prácticamente nulo, o la preservación de la epigrafía urbana moderna, tan frágil y condicionada a intereses económicos.

En cuanto a la «iluminación»: se prioriza el uso de colores cálidos, por ser menos contaminantes lumínicamente que los azules-blancos; se sugiere la sustitución de pantallas de cristal transparente por cristal esmerilado o el uso en zonas específicas de la ciudad de sensores de presencia que se activan con el movimiento.

Para mejorar la «señalización» en València, se propone el diseño de una rotulación sistematizada para intervenciones temporales (como obras o cambios de uso de espacios), la creación de un sistema integrado de señalización urbana universalmente inteligible y fundamentado en la cultura y el patrimonio local. Otra de las propuestas pasa por la idea de reducir la señalización horizontal, en pro de un mayor y mejor uso de herramientas digitales que guían a la población en sus desplazamientos.

A propósito del «equipamiento», se defiende la idea de crear un mobiliario urbano propio de la ciudad, fabricado de forma local y circular, pensado para la climatología particular de València y diseñado en base a la cultura visual propia. Adicionalmente, se pone en valor la opción de unificar elementos de equipamiento (como ya ocurre con la implementación de señales de tráfico en farolas) para evitar la duplicidad de soportes que obstaculizan el tránsito del peatón en el espacio público.

En el apartado de «comunicación», se recuerda la existencia de guías de contratación promovidas por la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana (ADCV) y València Capital Mundial del Diseño 2022. También se explora la posibilidad de rediseñar ciertos servicios municipales digitales enfocándolos a una mejor usabilidad, o llevar a cabo diferentes ejercicios del entendido como city branding (marca-ciudad), basándose en símbolos valencianos para la creación de recursos gráficos presentes en la urbe.

Por último, la «participación ciudadana» se erige como una oportunidad de aproximación de lo público a la ciudadanía, animando desde la escala de barrio a implicar a la ciudadanía en el diseño de sus espacios de proximidad. Otra de las oportunidades detectadas es que el gobierno municipal pueda disponer de una plataforma estable donde las aportaciones ciudadanas a los proyectos de diseño puedan estar centralizada y sostenida en el tiempo.

Siguientes pasos

«Este documento muestra la capacidad transversal del diseño a la hora de pensar y de transformar la ciudad, definiendo este modelo de ciudad agradable, enriquecedora, sostenible e inclusiva, unos atributos vinculados con la València que deseamos», afirma Xavi Calvo, director de la Fundació del Disseny de la Comunitat Valenciana (entidad que coordina actualmente el propio Consell).

Así con todo, el objeto final del Consell del Disseny es ayudar al consistorio valenciano a construir una ciudad cada día más amable, accesible, verde y proyectada al futuro. Este primer diagnóstico se ha desarrollado en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (a nivel internacional) teniendo también en cuenta la Agenda Urbana Española (a nivel nacional) y la Estrategia Urbana València 2030 a nivel local junto a diversas iniciativas que persiguen un futuro urbano mejor como la Agenda Urbana Valenciana, la LOTUP, el Plan Verde y de Biodiversidad, la iniciativa València Ciudad de Plazas, el Plan Agriculturas Urbanas VLC o el Plan de Protección de la Huerta, entre otras.

El Consell del Disseny fue aprobado por la Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de València en julio de 2022 y constituido finalmente en septiembre del mismo año, nacido al calor de València Capital Mundial del Diseño 2022 como uno de sus proyectos de legado más significativos de la cita, convirtiéndose en el primer consejo de diseño de un ayuntamiento en España.

Sus integrantes —que firman este primer diagnóstico del diseño de la ciudad de València— son: Silvana Andrés (artista visual y docente), Carmen Baselga (arquitecta de interiores y diseñadora), Inés Novella (arquitecta y planificadora urbana), Kike Correcher (diseñador gráfico y consultor estratégico), Marisa Gallén (diseñadora, presidenta de la Associació València Capital del Disseny, Premio Nacional de Diseño 2019), Xavier Giner (profesor de diseño de producto), Yolanda Herráiz (diseñadora, presidenta de la Asociación de Diseñadores de la Comunitat Valenciana (ADCV), Nacho Lavernia (diseñador, Premio Nacional de Diseño 2012), Maite Palomares (arquitecta), Irene Reig (diseñadora), Ana Segovia (diseñadora industrial), Jose Manuel Vidal (arquitecto paisajista).

Sobre la Fundació del Disseny de la Comunitat Valenciana

La Fundació del Disseny de la Comunitat Valenciana desarrolla una labor de posicionamiento, divulgación, impulso y celebración del diseño como legado de World Design Capital Valencia 2022.

Nace con la vocación de ser un espacio de unión del ecosistema del diseño con el propósito de apoyar la cultura del conocimiento en el ámbito creativo, económico y social, así como de recalcar la importancia del diseño como herramienta de creación de valor, necesaria para aumentar la competitividad de las empresas y contribuir a una mejor calidad de vida de la ciudadanía.